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Spanish Short Stories Beginner Vol 2 : Story 10

SERAFÍN EL GRILLO VIAJERO

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Serafín vivía entre flores y piedras, a orillas de un arroyo no muy profundo, en el norte.

Vivía allí con muchos hermanos, primos, y amigos, todos grillos.

Se pasaba el día jugando, saltando de flor en flor y de piedra en piedra, y a veces, sobre todo a la hora de la siesta y del atardecer, se juntaban para cantar.

Entre ellos vivía un grillo grande y gordo. Era un grillo abuelo. Él les contaba muchas veces a los grillitos que tenía parientes en todo el país, hasta en Buenos Aires.

— ¡Qué bien! —Exclamó Serafín—¡Yo quiero ir a visitarlos! ¿Cómo puedo llegar a Buenos Aires?—preguntó.

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— ¡No, no puedes! —Respondió el grillo viejo—¡Está muy lejos para un grillo! ¡No vas a llegar!

Serafín se sintió triste, pero no perdió las ganas de ir. Un día, sentado en lo alto de una piedra miraba pasar el rápido agua del arroyo, envidiándola un poco porque podía ir a otros lados y preguntó:

— ¿Y el agua del arroyo no llega a Buenos Aires? ¿No puedo ir por el agua?

— ¡Creo que llega, sí! —Dijo el viejo grillo— ¡Pero está muy lejos para un grillo! ¡Y no puedes nadar por tanto tiempo, te ahogarías!

Pero Serafín ya se había decidido. Y al ver pasar un trozo de madera resistente que flotaba sobre la corriente, dio un salto, y gritó:

— ¡Adiós! ¡Me voy a Buenos Aires! ¡Cri,cri! ¡Me voy a visitar a nuestros parientes! ¡Cri, cri!

Se montó un gran revuelo, y sus amigos gritaron:

— ¡Es Serafín! ¡Mirad! ¡Se va a Buenos Aires! —decían debajo de los árboles.

Y muchos le gritaron «¡Buen viaje! —al lado del arroyo».

Otros: «¡Suerte! ¡Cuídate mucho! ¡Saludos! —entre rocas y troncos».

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Como hacía mucho calor, Serafín, que iba muy contento, se quedó medio dormido. Se estiró sobre la madera y se dejó llevar. De pronto, un golpe seco sacudió la madera y se despertó sobresaltado. ¿Con qué había chocado? Miró para arriba, y vio una pared muy alta. Miró para un lado y vio que esa pared era muy larga. Miró para el otro lado y la pared era muy larga también hacia allí. ¿Sabes ya contra qué chocó? ¡Sí! ¡Muy bien! ¡Contra un barco!

Cuando se dio cuenta de que esa cosa enorme se movía por el agua, no se lo pensó dos veces, y de un salto, se subió. Una vez en el barco, vio a un marinero que barría la cubierta, y pensó que debía tener cuidado con ese muchacho y su escoba. Por si acaso, no dijo ni “cri”.

Buscó un rincón entre unas cuerdas y admiró el paisaje: veía inmensas montañas, arroyos que desembocaban en el río, algunas lanchas, pueblos. ¡El viaje le estaba gustando mucho!

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Cuando llegó la noche, vio muchas lucesa un lado y otro del río Paraná. Incluso una cadena de luces que unía las dos orillas. ¿Sabes dónde estaba? ¡No! No era Buenos Aires, aunque sí era una ciudad, mejor dicho, dos: una a cada lado del río. Y entre ambas, un puente.

Serafín estaba muy emocionado. Iba viendo que el terreno se volvía más plano, vio otras ciudades, otros puentes. ¿Por dónde iba? ¡No, no había llegado a Buenos Aires todavía! Pasaron por muchos otros sitios.

Vio cada vez más y más islas. Poco a poco, la costa estaba cada vez más poblada. Y por la noche, miles de luces se reflejaban en el agua.

Al día siguiente, llegaron al puerto de Buenos Aires. ¡Qué emoción sintió Serafín! ¡Había logrado llegar! Pero enseguida, su alegría se volvió alarma y preocupación.

Cuando bajó del barco tuvo que correr para cruzar la calle por la que pasaban cientos de coches, camiones y motos. Y en las aceras, ¡cientos de pies casi lo pisan!

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— ¡Ay!—Dijo—, ¡en qué lío me he metido! ¡Aquí todo es cemento, piedra, asfalto! ¡Y cuánto ruido hay! ¡Nunca voy a poder escuchar ni un “cri”! ¿Cómo voy a encontrar a mis primos?—pensó.

Con cuidadopegado a la pared alta de color rojo, fue avanzando, salto tras salto. Cuando debía cruzar una calle, saltaba lo más rápido que podía, y suspiraba de alivio al estar al otro lado. Así, manzana a manzana, llegó por fin a una plaza. ¡Qué alivio sentir un poco de hierba, poder recostarse al pie de un inmenso árbol! Allí durmió una buena siesta. Cuando oscureció, despertó porque le pareció escuchar algo conocido. ¡Y efectivamente, ahí sonaban, uno, dos…decenas de grillos!

¡Qué alegría! De inmediato empezó a buscarlos y los encontró por toda la plaza. ¡Y pronto ya estaba entre ellos, y todos juntos cantaban, charlaban y se divertían! Los grillos porteños no salían de su asombro, y preguntaban:

— ¿En serio has venido desde tan lejos? ¡Pero ése es un viaje muy largo! ¿Cómo aguantaste tanto? ¡Qué héroe! ¡Te felicitamos!

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Y Serafín se sentía emocionado y feliz, y contaba algunas de las cosas que había visto.

Así pasaron los días, rebotandodanzando de un lado a otro por la gran ciudad, sus interminables áreas verdes y sus formidables árboles y una noche. Mientras hablaban en una plaza junto a un restaurante, escuchó cómo una señora allí sentada le contaba a su amiga que al día siguiente partía para visitar a su hijo que vivía en España.

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Nuestro héroe Serafín no lo pensó ni una vez. ¡No! De un brinco, se subió al bolso de la dama y, antes de meterse en él, se despidió de sus primos:

— ¡Adiós! ¡Me voy a España!

— ¿Qué?—Gritaron— ¡Serafín se va a España, ten cuidado hombre! ¡Pásalo muy bien y vuelve pronto!

Varias veces vivió momentos peligrosos cuando las manos de la mujer entraban al bolso a sacar el monedero, o guardarlo, o a sacar las llaves. Entonces Serafín se hacía lo más pequeño posible y se pegaba al fondo, para que no lo descubriera.

Al día siguiente, la señora desayunó, cogió una maleta y el bolso, llamó un taxi y se fue al aeropuerto de Buenos Aires. Allí estuvieron esperando bastante, y después facturaron la maleta. El bolso pasó por un escáner, donde por suerte Serafín pasó desapercibido. Tal vez el guardia pensó que era un broche.

En el avión aprovechó para mirar por la ventana. Estaban a mucha altura y desde arriba todo se veía minúsculo y lejano. Serafín estaba sorprendido de la diferencia, ya que desde el suelo todo parecía monumental. Cuando anunciaron el aterrizaje, volvió rápidamente al bolso. Escuchó que aterrizarían en Barcelona y entonces, de pronto sintió dudas: ¿Harán los grillos en Barcelona “cri, cri” en el mismo idioma que yo? ¿Y si no los entiendo, y ellos no me entienden? ¡Qué imprudente soy! ¿Por qué me metí en este lío?

Pero no tuvo tiempo de pensar con más detalle lo que ocurría a su alrededor, porque la señora ya había pasado la aduana y estaba a punto de coger un taxi.

Tomóimpulso y de un salto salió a tierra española, y volvió a temer por su vida en las interminables calles de Barcelona, pero pronto alcanzó una plaza y se puso a descansar. Al atardecer, comenzaron a sonar los “cri, cri” de los grillos lugareños y se puso muy contento, porque los entendía. ¡Se acercó a saludarlos y lo recibieron muy bien!

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Allí se quedó un buen tiempo, compartiendo sus experiencias con todos sus parientes españoles, que no salían de su asombro por este joven grillo que logró cruzar el mar.

RESUMEN:

Es la historia de un grillo aventurero llamado Serafín, que vive en un lugar remoto de Argentina y que sueña con viajar por el mundo al descubrir que todos los grillos son familia.

SUMMARY:

This is the short tale of an adventurous cricket named Serafín, who lives in a faraway place in Argentina and dreams about traveling around the world when he finds out that all the crickets are family.

VOCABULARY RECAP

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