Spanish Short Stories Beginner Vol 2 : Story 11
EL HUERTO
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En casa de Teresa había un bonito huerto donde su abuelo Tomás disfrutaba plantando todo tipo de verduras: rábanos, pepinos, habas, espinacas, acelgas, calabacines y árboles frutales. Había un naranjo, un olivo con hermosas aceitunas, y un gran limonero que daba unos limones muy jugosos. La jardinería era lo que más le gustaba a su abuelo y todas las mañanas se despertaba y se regocijaba cuidando de sus plantas
Pero a Teresa no le gustabanmucho las verduras.
Los rábanos, pepinos y calabacines le disgustaban, le parecían insípidos; y las habas, espinacas y acelgas le resultaban repulsivas.
—Saben a césped —decía molesta—, prefiero comer patatas fritas y una hamburguesa.
Y ni hablar de las coliflores, alcachofas y berenjenas…«¡Asqueroso! ¡Nada de eso tiene buen sabor!»
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Su abuelo la miraba con una sonrisa cómplice.
—Un día vas a tener que comer bien, nieta, porque aunque no te apasionen las verduras y la alimentación sana, el que no come bien enferma, y el que enferma no puede comer patatas fritas.
Así que su abuelo continuó cuidando su adorado huerto, plantando muchos tomates y muchas lechugas.
—A mí sí me gustan las verduras —decía al plantarlas con alegría.
Todas las mañanas, un pajarito azul se daba una vuelta por el huerto y desayunaba hojas de lechuga.
—¿Ves? —le dijo a su nieta una mañana— Hasta al pájaro le apetecen las verduras, sabe que son buenas.
—Es un pájaro, ellos no comen patatas fritas —dijo su nieta, molesta—.Las patatas fritas con ketchup son la comida que más disfrutoen el mundo, ya que son muy sabrosas.
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—Muy bien, come patatas fritas. Pero cuando te pongas mala no digas que no te lo advertí —le dijo su abuelo, preocupado.
Teresa solo comía comida basura porque era lo que más le gustaba: patatas fritas, hamburguesas, queso fundido… todo le parecía delicioso y le fascinaba.
Pero una mañana Teresa amaneció sintiéndose mal, con ganas de vomitar y náuseas.
—No puede ser. ¿Será por tanta comida basura? —se preguntó, y pasó toda la tarde del sábado enferma.
Se había dado cuenta de que lo que le gustaba no era siempre lo que leconvenía, porque la comida basura la había hecho enfermar. También se dio cuenta de que su abuelo tenía razón, no había nada de malo en comer y saborear los vegetales.
Después de ir al médico y ver que tenía problemas de salud empezó a visitar a una nutricionista, que le dijo todas las cosas buenas que podía hacer para mejorar y empezar a disfrutar de los vegetales y de otros productos que harían su vida más sana y feliz.
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Teresa empezó a experimentar con los alimentos. Algunos tenían buen sabor, otros seguían sin gustarle ni una pizca, pero se los comía de todas formas porque quería estar sana. Sentirse mal no era una opción,odiaba la idea de volver a ponerse enferma. Algunos alimentos empezaron a gustarle tanto que los comía a diario. Las zanahorias, la lechuga y los tomates eran básicos ahora, y disfrutaba muchísimo haciendo ensaladas e incluyéndolos en las comidas.
Ahora también le satisfacía ayudar a su abuelo en el huerto. Ambos recogían las verduras frescas todas las mañanas. Con cada estación crecían vegetales nuevos: berenjenas, coliflor, nabos… lo que les hacía muy felices a ambos.
—¿Te acuerdas cuando decías que todo esto te sabía mal? —Le dijo su abuelo bromeando—. No he conocido nunca a una chica que despreciara tanto los vegetales. Recuerdo que cuando eras pequeña y te daba papilla de zanahoria ponías cara de asco. De verdad te repugnaba todo lo relacionado con comer bien.
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Teresa se puso roja como un tomate, pero su abuelo empezó a reír, y le hacía mucha gracia la risa de su abuelo, así que ella empezó a reír también.
—Es cierto, me daban mucho asco, todo me repugnaba hasta ahora. No me gustan todas las verduras pero debo ser honesta y admitir que algunas son deliciosas, y su sabor es muy bueno. Hay muchas otras que aún debo aprender a apreciar, pero creo que ahora voy en la dirección correcta.
Su abuelo le dio un abrazo.
—Pues estoy muy satisfecho de oír eso, eres mi nieta y quiero que vivas muchos años. Las cosas no son blancas o negras, puedes comer bien y variar la dieta para comer cosas que te gusten, pero teniendo en cuenta que no puedes abusar de ellas porque puedes volver a ponerte enferma y nos preocuparías mucho a todos.
Teresa sonrió. Su abuelo tenía razón, solo debía equilibrar sus hábitos alimenticios como lo hacía con el resto de su vida. Su abuelo siempre había disfrutado comiendo sano, tenía 75 años y gozaba de una excelente salud.
—Yo tengo 21 —pensó Teresa—,si puedo adaptarme a este estilo de vida podré vivir alegre y saludablemente como tú. Gracias por insistir y creer en que podía mejorar.
Su abuelo solo sonrió y dijo:
—Siempre hay tiempo para mejorar las cosas. Ahora ayúdame a quitar la maleza del huerto. Y así, ambos pasaron esa y muchas otras mañanas cuidando y disfrutando del huerto, y saboreando todas sus bondades.
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RESUMEN:
A Teresa no le gustan las verduras. Su abuelo cultiva su propio huerto y la anima a participar y disfrutar de los beneficios de la comida sana. Teresa no quiere saber nada de eso porque a ella sólo le gusta el sabor de la comida procesada.
SUMMARY:
Teresa doesn’t like veggies. Her grandfather grows his own garden and encourages her to participate and enjoy the benefits of healthy food. Teresa doesn’t want to know anything about it because she only likes the taste of processed food.